top of page

Cerrar ciclos: el arte valiente de no seguir huyendo


ree

Durante mucho tiempo, postergué.

Me hice la experta en dejar “para después” eso que sabía que ya no tenía lugar en mi vida. Cerrarle la puerta a ciertas situaciones, personas, emociones o etapas… me parecía un acto final, drástico, doloroso. Así que mejor le daba largas. Porque “aún no era el momento”, porque “tal vez cambie”, porque “¿y si me arrepiento?”


Pero la verdad es que detrás de esa espera… lo que había era miedo. Miedo al vacío, al duelo, al “¿y ahora qué?”. Hasta que un día —con todos mis miedos sentados en primera fila— me armé de valor y di el paso.


Tomé la decisión.

Cerré el ciclo.

No sin resistencia, no sin lágrimas, no sin raspones… pero con una firmeza interna que no sabía que tenía.

Y aunque dolió, ¡cómo dolió!, también sanó. Porque por fin me hice responsable de mí, de mis decisiones, de mi historia.


Hoy, después del caos, el cansancio y ese revoltijo de emociones… puedo decir que valió la pena.


Cerrar ese ciclo ha sido uno de los actos más valientes de mi vida.

Me siento más ligera, más honesta conmigo, más fuerte.

Y sobre todo, con una certeza nueva en el pecho:


“Si pude con esto, puedo con todo lo que venga.”


Así que si estás ahí, dudando, posponiendo, llenándote de pretextos como yo lo hice… no te juzgues. Solo prepárate. Porque llega un momento en que el alma ya no puede seguir estancada. Y entonces, te levantas, respiras hondo… y lo cierras.


Con miedo, con todo. Pero lo cierras.


Y te liberas.


 
 
 

Comentarios


Donde renace lo sagrado

  • alt.text.label.Instagram
  • alt.text.label.YouTube
bottom of page