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El bullying no es un lenguaje del amor


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A veces no nos damos cuenta, pero vivimos en una sociedad enferma. Normalizamos acciones que hieren a otros y luego las justificamos detrás de un "es broma". En México hacerse el chistosito es uno de los métodos infalibles para evadir temas serios, hablar de emociones, pláticas que impliquen ver el dolor, pero también es un mecanismo que se utiliza de modo pasivo agresivo para menospreciar al otro y como "es broma" pues normalmente el otro tiene que aguantar.


Admiro de alguna forma el camino que ha llevado Aislinn Derbez, desde su divorcio con Ochmann, su proyecto de la Magia del Caos, su relación con su padre y sus hermanos, su intento de ser buena madre... apenas escuchaba un podcast donde invitó a sus hermanos, y se alcanzan a colar momentos profundos, donde exponen su sentir, sus miedos y/o dolores de manera seria, consciente y adulta. Son los menos, poruq ela mayor parte del tiempo los chistes se asoman y pareciera que compiten por quién es el más chistoso.


Anhelo profundamente poder crear un espacio al menos parecido a lo que ella creo con sus hermanos. Vengo de una familia donde la dinámica fraterna es el bullying, para mis hermanos burlarse de algo que hiciste es una muestra de amor. Por mucho tiempo lo acepté, lo perpetué y lo recibí como algo normal, "así son los hermanos" me decía.


Lo duro de esas dinámicas a temprana edad es que te hacen dudar de quién eres, de tu valor, de tu inteligencia, de tus habilidades... pero más aún, lo duro es que te enseñan a aceptar eso como una dinámica de amor y, desde mi perspectiva, esa dinámica deja las relaciones siempre en la superficie, porque nadie "en su sano juicio" va a admitir que lo que el otro le está diciendo duele...


Mi familia política también tiene incorporada una dinámica de la risa, vamos a llamarle. Hace sentido porque en la familia hay actores y comediantes, pero también es el método de evasión preferido cuando algo incómodo surge o a veces así simplemente por querer pasarla riendo.


Mi relación con la risa es más bien ñoña. En alguna ocasión en un curso me sugirieron hacer una lista de mis chistes, aquello que me hacía reír, tengo tres guardados, una niña que cuenta un chiste de animalitos, una pareja de abuelos que se juegan una broma y un niño que lo inyectan y suelta un "hijueputa". Nunca me gustaron los chistes de Polo Polo ni los Simpsons, vamos, quizá Sofía Niño de Rivera es lo que más llego a ver y a veces no le encuentro la risa, porque para mi burlarse del otro no es chistoso.


Tomar los errores de alguien para reírse, repetirle una y otra vez ese momento de vergüenza o simplemente evidenciar algo que para él seguramente es normal, no me parece gracioso. Llamenme amargada, pero no entiendo en qué momento tomamos el bullying como una dinámica normal entre personas y mucho menos cuándo se volvió un "lenguaje de amor" para tantas personas.


Entiendo que es el mecanismo más sencillo para evadir las conversaciones reales, profundas, y también es lo más aceptado socialmente, pero el bullying no es un lenguaje del amor, ni entre hermanos, ni entre amigos, ni entre ningún vínculo y eso es quizá parte de los límites que debemos aprender a poner para protegernos a nosotras mismas.

 
 
 

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