La maestría en desapego
- Karla Portugal

- 18 jul
- 3 Min. de lectura
Dice el Buda en sus enseñanzas que tendemos a apegarnos ya sea porque algo nos gusta mucho y queremos repetirlo o porque algo nos disgusta tanto que queremos evitarlo. Llevo 6 años viajando de manera permanente con mi esposo, y en todo este tiempo hemos habitado casas un mes, dos meses, máximo 3 meses.
Ha sido en cierta medida una maestría en desapego, porque aunque muchas personas pueden ver el vivir viajando como un "sueño" lo que muchas veces les detiene es justo eso, el apego.
Pero mi familia, pero y la comida, pero y mis amigos, pero y las cosas que me gustan de aquí, pero y mi cama, pero mi mascota, pero la seguridad de mi trabajo, pero los domingos en Reforma, pero las comidas de cada mes con las amigas, pero la chica que me hace las uñas, pero mi doctora que ya me conoce, pero mi ropa y mis zapatos!

Pensar en dejar todo eso nos causa conflicto, porque de alguna manera otorgamos a cada una de esas cosas una parte de nuestra identidad. Ahora sumemos un idioma distinto, una moneda distinta, un clima distinto, reglas sociales distintas y energías distintas. Pareciera que estoy tratando de desanimarte a viajar, pero al contrario estoy animándote a preguntarte ¿quién eres tú sin todo eso que crees tener y ser? ¿Quién eres en un nuevo continente por ejemplo? ¿Quién eres en un espacio donde no conoces a nadie? y de ahí permíteme pasar a ¿Quién quieres ser en ese espacio?
Nuestra tendencia humana será seguir siendo nosotros, tratar de hacer los mismos chistes o actuar de la misma forma que en nuestro entorno nativo, pero un pez no puede actuar igual en el agua que en la tierra... Viajar nos hace encontrar esas nuevas habilidades para sobrevivir en cualquier ecosistema, y nos da muchas veces una hoja en blanco para escribir la historia de nuestra vida de nuevo. ¿Lo harías? o quizá sientas que tú eres tu historia y prefieras no cambiarla, no transformar a ese personaje que has creado a lo largo de tantos años. A lo mejor te da nostalgia pensar en que se vaya y prefieres que viva a medias alegrías, pero al menos es alguien conocido, que no?
Viajar acelera tus años de vida y de asimilación de la vida, te hace mirar tantas realidades distintas, tantas formas de pensar, de vivir, de ritualizar la vida, que cada año fuera de tu país puedes experimentar lo que en tu tierra te habría llevado unos 5 años. Y luego viene el camino largo de volver a tu lugar de origen y no sentirte más de ahí, de ver a tus amigos y no tener ya cosas en común, de querer hablar con alguien y no ser entendido, porque los universos mentales son distintos.
6 años y hasta ahora se me ha hecho necesario parar, hacer una pausa más larga, estar al menos 1 año en un territorio conocido. Parar para asentar el sinfin de experiencias que hemos vivido, para enfocar mi energía y mi atención a lo que realmente quiero ver crecer, para volver a sentir los placeres sencillos de hacer el super sin preguntarme si hay versiones más pequeñas porque nos iremos pronto, para recuperar una rutina que sé que me ayuda y me suma, me da estructura.
La vida es un poco de entender lo que nos sucede y un mucho de aceptar lo que se presenta. Ahora se ha presentado la necesidad de pausar, así que bienvenida con los apegos que humanamente puedan surgir y con los que iluminadamente pueda evitar, que no creo que sean muchos a decir verdad.
Al final, todo lo creamos a través de nuestra mente, no de la razón, también de la visión, de la intuición, de la visualización, del discernimiento, de la observación. La mente no es algo rígido con reglas estrictas, traje impecable y cara seria, la mente es como el conjunto de emojis de nuestro whats app, aprendamos a crear belleza en nuestra vida con todos esos matices 😆🥹🥰🙃🥳🤓😩🤯🫠👹





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